Hoy los gamusinos han estado limpiando su guarida.
A la pregunta hecha por el gamusino hembra sobre con qué limpiarían la mesa, el gamusino macho respondió:
- Con el flis-flis
Y contra todo pronóstico ella supo a qué se estaba refiriendo.
Y digo contra todo pronóstico porque flis-flis se puede utilizar para todo. TODO. ¿Qué quieres limpiar cristales? Echale el flis-flis (aka limpiacristales) ¿Qué te echas para oler bien? Un poco de flis-flis (colonia) ¿Con qué asesino a la horda de hormigas que atacan nuestro fuerte? Con un poco de flis-flis (aquí no existe traducción posible) Y así ensucesivamente.
Esto pasa porque somos onomatopéyicos, que podría parecer un insulto, pero no lo es. Usamos onomatopeyas porque son más rápidas que las palabras y usamos esta razón como excusa cuando en realidad, no sabemos qué palabra usar en ese momento.
Ejemplos prácticos del uso de las onomatopeyas son:
- Yo toco la guitarra, tú toca el chascarraschás (Las conchas de vieiras o la botella de anís)
- Pum
- Ñaca-ñaca
- Chus-chus
- Alehop
- piripi
- Brum
- Guau
- miau
La mayoría de las onomatopeyas se usan cuando hablamos a los bebés o niños. No digo que si no las usáramos los niños con tres años hablaran como Punset, pero es posible que tengamos la culpa de la escasa dialéctica de nuestros jóvenes.
Y sin más, me voy al masajista a que me haga chus-chus en la espalda, que el flis-flis estaba demasiado lleno y las ventanas ventanas demasiado altas.
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